nueve Celsius.

La casa está fría.
El invierno le ha traído un intercambio de temperaturas y emociones.
Almohadas que se endurecen, el piso que se arruga de grietas una vez más (nunca he buscado explicarlo), mi cara casi parece entenderlo... trata de ponerse verde como las paredes, como el sillón, como la toalla y la bufanda que terminé hace menos de un mes.
Con poco entusiasmo a pesar del año, dicen nuevo, mi ropa duerme arrugada como perro en el cesto, usada y deprimida. No pretendo lavarla a pesar de que con la renuncia tengo tiempo libre para. Para.

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Una vez mas el aire se mete por el agujero de la ventana, está en una esquina, no recuerdo como se hizo. Más frío.

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En mi pared hay un pedazo de pintura caída que se parece a Australia. Por un momento recuerdo un comentario que dijiste sobre ella... No te he visto en unos días, te extraño.