Frenos y Tarot

Toda la vida he detestado los frenillos. Recuerdo que dejé de sonreir con la boca abierta cuando empecé a usarlos.
En mi opinión, son feos, metálicos, poco naturales. Tienen partes filosas y cuando se lo dices a la dentista te responde dándote una cera que sirve poco o nada para evitar ampollas.
Son muchos, parecen una plaga de insectos de aluminio pegados a los dientes.
Son incómodos, la comida se atora en ellos.
Pero más que nada, es el suplicio después de que los ajustan y les ponen ligas nuevas.
Es horrible! La cabeza a veces duele de tanta presión. No puedes masticar ni pasta porque te duele hasta el cerebelo. Es una sensación nefasta de impotencia, a veces de hambre porque no encuentras nada lo suficientemente suave para degustar y tragar. Sólo gelatina. Y no me gusta la gelatina por que la hacen de huesos molidos.
Hoy volví a ir con la dentista, me los ajustó, me dijo que tuviera cuidado de no mover el alambre que se encuentra al final. Tengo la boca abierta.
Los odio. Los odio. Pero la belleza cuesta.

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Entre otras cosas, tengo un amigo muy supersticioso que me pide le lea el tarot para saber si cortar o no con su novio. No creo que deba de seguir totalmente el consejo de la baraja... creo que debe de seguir sus sentimientos y su intuición. Quiere terminar su relación con él otro porque siente que no lo quiere. No sé si los arcanos sepan mas sobre amor que él mismo. No sé si los arcanos sepan mas sobre sentimientos que él entiende mucho mejor dentro de su corazón.