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enero 29, 2008 | |

Aunque me guste tomarme las cosas ligeramente, la dinámica de la escuela no puede ser así.
Sinceramente he disfrutado muchas cosas: he descanzado hasta tarde, he tomado tanto café que hasta se me sale por los ojos, tengo buenos amigos, buenos maestros...
Pero las tareas, las endemoniadas tareas... los trabajos que me persiguen y me atrapan en los momentos menos indicados: no puedo seguir así...
Para empezar por diversas situaciones, como el importante hecho de que si reprobara una materia me detendría y tal vez esperaría el año para entrar a la universidad... no quiero perderlo...
Tambien Papá empieza a frustrarse, me dá todo y me entiende... no sé por qué respondo así.
No creo que sea la depresión, es un estado mental (me digo) dejó de ser psiquiátrico desde que la doctora recomendó que los dejaras... No es un asunto de estar triste el no querer levantarme en las mañanas, y no dormir satisfactoriamente en las noches... Es de webón.
Evidentemente me encuentro ante un destino fatal, estoy condenado a cargar con una pinche cara de: QUIERO IRME A DORMIR, el resto de mi vida...
Viene mi cumpleaños...
En poquitos días, no quiero fiestas, no quiero nada.
Quiero ir a la escuela, verlo... decirle que le quiero...
Seguir con la rutina de siempre... evidenciar estupideces, compartir el almuerzo... ser tranquilo, tener paz en la cabeza para ordenar los pensamientos.
Por el momento, hay cosas que tengo que anotar: 1.- Ir al Colson a conseguir información sobre salud mental, 2.- Comprar el libro "La contracultura" para leerlo y entregar el ensayo 3.- Ir ahorrando, me urge la cámara...
Por cierto. Aprovecho. La Lunita ya es maestra, felicidades!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Gracias, Gatito! Fue delicioso verte ahí, junto a mí. Besos muchos.